En el cuarto de juegos, donde los colores son amigos y los juguetes esperan, vivía Resplandor. Era una pequeña linterna, con su pancita redonda y su ojito de luz listo para brillar. Cada día, veía a la osita Pepa que siempre decía "¡Hola!" y al coche Azul que hacía "¡Brrrrum!" por el suelo. Resplandor se preguntaba, ¿qué más podría hacer su luz tan especial? Miraba todo con gran curiosidad, deseando descubrir un nuevo juego.