Un chapuzón de frescor y suavidad
¿Quieres ver al patito Pipi?
Ahí estaba, Pipi, en la orilla del estanque. Sus patitas naranjas sentían la hierba suave. El agua lo llamaba con un murmullo tranquilo.
Pipi metió su piquito en el agua, sintiendo el frescor entre sus plumas suaves. ¡Qué sensación más agradable! El agua le hacía cosquillas.
Luego, movió sus patitas naranjas, una y otra vez, buscando algo rico de entre el fondo suave y el barro. Pipi exploraba feliz su estanque.
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