Tú, Bisagra Chirrido, te despertaste con el sol asomándose por la ventana de la cabaña. Chiiiirrr, resonó tu voz metálica al primer roce de brisa, tu saludo habitual. Pero esta mañana, una idea curiosa te cosquilleó tus viejos tornillos. —«¿Debería sonar como siempre, o intentar algo nuevo?» —murmuraste a la madera. Un suave tirón te avisó que la puerta se abriría pronto. Tú, Bisagra Chirrido, decidiste probar. Chiiiirrr, sonó, pero sentiste una ligera vibración diferente, casi una invitación.