Mariposa Ala-Dorado, con sus alas doradas y brillantes, revolotea con gracia sobre un campo de trigo que parece oro bajo el sol. ¡Qué ritmo tan dulce tiene su vuelo! Un día, mientras sus alas baten suavemente sobre las espigas, escucha algo especial. ¿Un suave murmullo? ¿Un susurro? Las espigas se mecen y, al contacto de sus alas, ¡parece que hablan! Mariposa Ala-Dorado se detiene un momento, pensativa. Oh, ¿será verdad? ¿O solo un sueño dorado?
Mariposa Ala-Dorado, con sus alas doradas y brillantes, revolotea con gracia sobre un campo de trigo que parece oro bajo el sol. ¡Qué ritmo tan dulce tiene su vuelo! Un día, mientras sus alas baten suavemente sobre las espigas, escucha algo especial. ¿Un suave murmullo? ¿Un susurro? Las espigas se mecen y, al contacto de sus alas, ¡parece que hablan! Mariposa Ala-Dorado se detiene un momento, pensativa. Oh, ¿será verdad? ¿O solo un sueño dorado?
Con curiosidad, Ala-Dorado vuelve a volar, batiendo sus alas una y otra vez sobre el mar dorado de trigo. ¡Claro que sí! Las espigas susurran historias de lugares lejanos, de montañas altas y mares azules. Son como pequeñas canciones. El viento, un amigo juguetón, atrapa esos susurros y los lleva, los lleva lejos. ¿A dónde irán? Mariposa Ala-Dorado, con sus alas relucientes, se pregunta de nuevo: Oh, ¿será verdad? ¿O solo un sueño dorado? Pero entonces, una risita lejana le responde.
Con curiosidad, Ala-Dorado vuelve a volar, batiendo sus alas una y otra vez sobre el mar dorado de trigo. ¡Claro que sí! Las espigas susurran historias de lugares lejanos, de montañas altas y mares azules. Son como pequeñas canciones. El viento, un amigo juguetón, atrapa esos susurros y los lleva, los lleva lejos. ¿A dónde irán? Mariposa Ala-Dorado, con sus alas relucientes, se pregunta de nuevo: Oh, ¿será verdad? ¿O solo un sueño dorado? Pero entonces, una risita lejana le responde.
¡Un niño pequeño, con el pelo alborotado, escucha! Se acerca al borde del campo, intrigado por la dulce melodía que el viento trae. —¡Qué cuento más bonito! —dice, con los ojos bien abiertos. Ala-Dorado bate sus alas con más alegría, y las espigas susurran una historia de un valiente caracol. Pronto, otros niños de todas partes, algunos con gafas, otros con coletas, otros muy altos o muy bajitos, se unen. El viento los invita a todos. Las historias son para cada uno, sin importar quién sea.
¡Un niño pequeño, con el pelo alborotado, escucha! Se acerca al borde del campo, intrigado por la dulce melodía que el viento trae. —¡Qué cuento más bonito! —dice, con los ojos bien abiertos. Ala-Dorado bate sus alas con más alegría, y las espigas susurran una historia de un valiente caracol. Pronto, otros niños de todas partes, algunos con gafas, otros con coletas, otros muy altos o muy bajitos, se unen. El viento los invita a todos. Las historias son para cada uno, sin importar quién sea.
Así, Mariposa Ala-Dorado sigue volando, y sus alas doradas, al tocar el trigo, crean un concierto de historias que el viento reparte a los niños. Cada susurro es una aventura, cada historia un abrazo. Los niños ríen, imaginan y comparten, todos juntos. La mariposa sonríe, sabiendo que su mágico batir de alas trae alegría y une a todos con el poder de los cuentos. Y el campo de trigo, antes solo oro, ahora es un cofre de sueños que vuela con el viento, gracias a Mariposa Ala-Dorado.
Así, Mariposa Ala-Dorado sigue volando, y sus alas doradas, al tocar el trigo, crean un concierto de historias que el viento reparte a los niños. Cada susurro es una aventura, cada historia un abrazo. Los niños ríen, imaginan y comparten, todos juntos. La mariposa sonríe, sabiendo que su mágico batir de alas trae alegría y une a todos con el poder de los cuentos. Y el campo de trigo, antes solo oro, ahora es un cofre de sueños que vuela con el viento, gracias a Mariposa Ala-Dorado.
